En un segundo trasladó la emoción a mis ojos y como un impulso eléctrico ya tenía mi corazón rendido, suavizado por su gesto.
Al mismo tiempo que levantaba su cabeza, dirigía su mirada a mis ojos, y espontáneamente, sin poder reprimirlo, separando el flequillo de su frente esbozó una sonrisa con la satisfacción de haber conseguido el fruto esperado... mi hija es artista.
Imagen tomada de internet.
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